viernes, 27 de mayo de 2011

La última foto juntos

Te encontrabas sentada en el sillón, con esa sonrisa aplacante, cómplice de un futuro ajeno a mi vida. Tus piernas cruzadas, y tu mano izquierda sosteniendo la mía. Nuestros anillos chocando y luciéndose en el living.
Mamá haciendo esas cosas que sólo las madres hacen. No se por qué, buscó la cámara de fotos, y decidió tomarnos una. Quizás para el recuerdo, tal vez para el olvido.
Vos estabas hermosa como siempre y yo recién afeitado. El flash disparó, con sonrisas de por medio, y en ese instante, nuestras vidas acorraladas por un solo sentimiento pasaron a través de nuestros ojos.

Escondías un temor inconsciente que no te dejaba amarme. Eras feliz de a ratos.
Supongo, que tu vida estará hecha de amores efímeros. La mía también.
La luz de la cámara nos empujó hacia ese mundo que rozaba con lo irreal, pero no lo era. Recordamos esa aventura nocturna en tu casa, que con unas copitas de más, reímos hasta la puesta del sol. Revivimos momentos en los que yo era un hombre y vos mi mal criada. Competíamos en secreto, y vivíamos al límite. Siempre intentando no dejar caer las cosas que estaban en el borde de la mesa. Mientras tanto tomábamos helados, mirábamos películas y discutíamos por celular.

Solías ser ingenua, para creerte más completa. Todos los días escapabas de la rutina, pero caías en la monotonía. Y así entendimos que había cosas que no debíamos compartir.
Porque los lunes, en tu cama, mis besos sobraban; los tuyos se ausentaban.
Porque los sábados yo te amaba, y vos dormías. Y porque mi perfume olía más rico fuera de tu vida.

Es así como las cosas se van cayendo… Caminar abrazados me resulta una ecuación muy compleja, que no se como resolver. Mirarte a los ojos sólo sería un castigo, y hacerte el amor, un cuento de ficción que no merece ser leído.

Tu amor es un veneno. No pensarte, el antídoto.
Cada vez caminamos más lejos y nos olvidamos más rápido. Mi sombra carece de vida, pero entiende mejor que yo, cada paso que doy.

El flash de la cámara se impregnó en mi vista, y me dejó ciego por algunas milésimas. Todo volvió a la normalidad, y recién ahí pude entender que fuimos un amor único, de esos que suceden todos los días, en cada rincón de nuestras ciudades.

Esa tarde la recuerdo, porque a las pocas semanas, luego de tu partida, volví a ver esa imagen en la que estábamos todavía allí, sonriendo, sin pensar en otra cosa.
Esa tarde y ese sillón, fueron cómplices, de nuestra última foto juntos.

Pastillitas del olvido - Tan bionica




"yo creo que el olvido es una fantasía..."

"Yo, que te di todas mis noches a vos, sin lamentos ni
reproches..."