Otra loca idea de recordarte enfrenta el
supuesto “ya te olvidé” y así las hojas tristes que dejó el otoño sobrevuelan
mi cuerpo mientras camino solo en la calle. El invierno es tal cual un libro
sin poemas y los días fríos una sombra al corazón.
El corresponsal de “los libros sin cabeza” de
Houston, se comunicó con el escritor inconcluso y juntos procuraron abolir la
esclavitud del desamor. Pero luego de unas cuantas notas que terminaron en el
cesto de basura, se dieron cuenta que refutar un concepto tan sólido, sería
simplemente una tortura.
Entonces pensaron en disminuir el sufrimiento
prohibiendo la escritura de cartas que mencionen la palabra amor. Llegaron así,
a empezar a borronear uno de los términos más usados e inexplicable de todos los
tiempos de la humanidad. Consiguieron también, corregir los defectos del llanto
e inventar las gotas de la esperanza sin un gramo de drogas. Todo parecía estar
encaminado para que el desamor se transforme simplemente en una mala palabra y
el amor, pase entonces, a los libros viejos ancestrales como una causa perdida.
Pero la frivolidad de unos cuantos aventureros, llegó a desconectar al amor de
las nobles causas y empezaron a enlazar tal concepto con manifiestos
prohibidos. Todo esto envió a la basura el trabajo de estos humildes escritores
que entendían que las sonrisas y las historias no se negocian. Fue así, que el
mundo se llenó de austeridad, dejando empañada cada chance de resurgimiento.
Cada libro pasó a ser un decorado propio de la desinteligencia mundial y en
Houston cerraron las bibliotecas. Cada personaje vivirá a su manera, pero en
estos tiempos modernos, jamás podrán hacer valer un corazón, porque todo es
pasajero.
Otra loca idea, de un perfecto “no me olvides”.