miércoles, 22 de diciembre de 2010

Olvido

Olvido es tratar de no recordar. Dejar ese pensamiento para lo último, esconderlo, empujarlo, llevarlo hacia delante. ¿Hasta cuando? Difícil. Esa memoria permanece pendiente para un nunca más de historias que pierden su destello hasta desaparecer. Y aunque seguro perdure, será insignificante.
Hoy somos pasajeros, poco pacientes, pero si trascendentes.

El año se termina. El cansancio del final se sostiene con las esperanzas del nuevo renacer. Y el amor se va, para siempre. Para no volver.
Hoy golpeo la puerta de tu casa. Veo que está barnizada, más prolija que antes. Las luces colgadas me recuerdan en que parte del año estoy. Las gotas en la frente me avisan que el verano comenzó y tu auto, con algunos rayones y golpes nuevos me invitan a descubrir que el tiempo pasó.
Tu cara más adulta y esa remera que nunca ví fundamentan lo lejos que estuve. Esos labios que alguna vez besé, seguramente sean más felices e inconscientes.
Es que somos pasajeros, pero poco pacientes.

Aún siento nuestros murmullos cuando las luces de la casa se apagan y la oscuridad nos invita a soñar. Seguís acostada en la misma posición que te dejé hace algunos meses. Cada tanto te veo en la cocina, preparando eso tan rico que hacías aunque no recuerde que era. También te veo bajando del colectivo, caminando cerca del río y estudiando para los parciales.
Tal vez sentada en la silla de la cocina mirando tele a la tarde o saliendo de la ducha con la toalla en el pelo. Quizás te recuerde subiendo los escalones del micro delante mío y hasta a veces me acaricies el pelo en una cena familiar. Seguramente me des el beso de las buenas noches y me mandes un mensaje para saber si llegué bien.
Las balizas de mi auto iluminan la vereda oscura a la salida del lugar donde trabajabas. Y tu perro mueve la cola cuando entro a tu casa.
Escucho las risas, los chistes. Me veo a mí regalándote un chocolate. Tu suspiro y alegría ante una buena noticia. Te espero en cada vidriera y te persigo hasta que decidís la ropa que vas a comprar. Te abrazo, te beso y me retiro del lugar. Porque somos pasajeros, y muy poco pacientes.

Recordarte es olvidarte, para no volver jamás. Nuestras mentes imaginan historias que jamás sucederán o que tal vez ya hayan pasado.
Pero recordarte no es pensarte. Es memorizar que en algún sueño existías, aunque desapareciste.

Y esta vez, el olvido da lugar a que una estrella despegue de su posición para asentarse en ese nuevo cielo brilloso de verano proporcionándole una mejor vista a la luna.

La chance de desprenderse de los recuerdos aparece con vigor para poder descargar la mente y llenarla de esas cosquillas que tiene la vida. Que no son más que trascendentes, pasajeras, pero ¿por qué no duraderas?


Queen - Say It's Not True



"It's hard not to cry
It's hard to believe [...]
Say it's not real
It could be happening to you "


Radiohead - Creep



"What the hell am I doing here?[...]
I want to have control"

lunes, 6 de diciembre de 2010

Escoba nueva...

Desintoxicándome de recuerdos. Apropiándome de la suerte. Exagerando con la felicidad. Suplicándole piedad a los llantos. Compitiendo con la angustia. Y hasta también, coqueteando con la soledad.
Así pasan los días, las semanas y los meses. Quedaron tantas cosas para decirte que hoy no te diría nada. No se porqué siento que un muro nos separa. Y nos separa…y nos destruye…

Hoy me senté a escribir porque hay un tema que estuvo rondando en mi cabeza toda la semana. No es mi idea caer en lugares comunes, pero a veces es necesario para aclarar la situación: “Escoba nueva barre bien”. No se cuanta verdad hay en esa frase, por eso con ayuda de palabras propias intentaré acercarme al concepto. Refutarlo o confirmarlo.
Sucede que cuando uno está en pareja y enamorado, la tendencia a no ver, a no escuchar y a no ser uno mismo, es más que normal, cotidiano… (habitual).
Nos dedicamos a cometer muchos errores, a ser distintos, a discutir, a prohibir, a odiar, castigar, inculcar, y principalmente a no entender. Son factores sumamente negativos, que empujan con fuerza a que la rutina se apropie de una solidez única e inigualable. Y ahí nos damos cuenta que besar, amar, mirar, reír o pasear con la misma persona se vuelve monótono, aburrido y triste. Ese es el momento en el que “dejamos” de amar. Comillas en “dejamos”, porque aún no se lo que se siente. Pero lo puedo adivinar.
Por supuesto que el amor no es recíproco. Yo amo más, vos menos y viceversa.
Repito, el amor se va por la línea gris y se lleva todo consigo. O tal vez no se vaya y quede allí para siempre. Pero el ser libre tiñe toda tu cabeza de energías que te inducen a sentirte bien sola, sin presiones, sin futuros.
Ahí es cuando el pobre enamorado sale de la escena, siendo el más malo de la película, el más aburrido, el menos distinto y seguramente, el menos importante.

El telón ahora se abre, con “el nuevo” que decide entrar a tu vida y te muestra un mundo perfecto. Pero deciden no ser pareja, porque así estarían muy bien. Pasean por nuevos lugares, el corazón late un poco más y las ganas de vivir retornan. El beso es distinto, su piel huele a perfume importado y su voz es cómplice de una seducción impecable que retumba en tus oídos y te vuela la cabeza. Porque la escobita nueva barre bien, muy bien.
Y porque siempre lo nuevo es lo mejor, lo único, lo más parecido a la perfección. Es verdad, todos caemos en la tentación.

Así es estar de novios: Cuando la rutina nos alcanza, el amor busca otras puertas y la adrenalina se pierde.
Lo nuevo es lo opuesto: El temblor de sus cuerpos los une y los incentiva. Todo es inmejorable, maravilloso y auténtico.

Pero mi preocupación es: ¿Y con eso que hacemos? ¿Cuánto dura esa felicidad superficial?
Creo que es darse cuenta simplemente, que esa escoba, en algún momento se irá estropeando, gastando y perdiendo su esencia.
Es ahí cuando uno tiene que entender y pensar muy bien que es el amor.

Y tal vez nos demos cuenta, que ese viejito enamorado, que se quedó sin la mitad de su ser, era inimitable, casi perfecto e inolvidable.

Nos enteramos que el amor se llamaba de otra manera y que esa escoba nueva no era más que un espejismo que deseábamos tener, porque sí. Y ahí caemos, con las manos vacías de rodillas al piso. Bueno, tal vez necesitamos pasar por esos impactos que la vida nos trae para entender, en ésta ocasión, que una escoba nueva barre bien. ¿Por cuánto tiempo?

Guns N' Roses - Since I Don't Have You



"I don't have love to share
And I don't have one who cares..."

Tracy Chapman - Baby Can I Hold You



"Words don't come easily [...]
Baby can I hold you tonight?"

Babasonicos - El loco



"y llego hasta el fin, de confundir
su impunidad..."