lunes, 17 de enero de 2011

Sueño

Pertenecemos a un mundo en el que el futuro es lo más inestable y poco seguro.

Y proyectar hacia el futuro es pensar en el presente, encubriendo el pasado.
Somos conejillos de la india, hasta en el amor. Nos quieren, nos lastiman, nos abandonan. Nos analizan. Lloramos, sufrimos, nos destruimos, y volvemos a comenzar. Así, tan pronto, como si todo fuese una nueva prueba, un nuevo estudio científico o sociológico.
Nos apropiamos de los sabores más intensos, para luego explotar y desaparecer. Construimos futuros que no serán, y solemos vivir del pasado. De recuerdos, de lindos momentos. También vivimos el presente, intentando ser auténticos, pero nos damos cuenta que eso no es más que formar parte de una sociedad que nos conduce hacia la falsedad.
Nos exigimos constantemente estar bien, y nos equivocamos en cada segundo. O tal vez no pensamos, no sentimos, no existimos.
Todos necesitamos vivir con amor, pero no del amor. La verdad es parte de esa realidad, que casi nadie quiere ver. Pero que allí está.

Y por esas razones, decidimos… Soñar.

Que fácil es. Que triste a veces, es caer en lo cotidiano.

Anoche soñé que teníamos un hijo. El sueño de mi vida de tener un varón se estaba por cumplir, y vos eras la madre. Te sentabas en la cama y me mostrabas unas bolsas. Ya le habías comprado el babero, unas medias, la pelota y la camiseta de River. Te besaba la pancita. Que feliz fui por poco tiempo. Se daba, en ese momento, la inconmensurable alegría de estar a tu lado otra vez, y saber que seríamos padres tal como lo habíamos planeado y prometido durante cuatro años. Todo era una perfecta realidad. Tan perfecto, que cuando desperté, creí por unos minutos, que todo era cierto. Fue muy fuerte. Un sueño más que intenso.

Y nuevamente retornamos. Fueron imágenes que el cerebro creó, sólo para recordarte unos minutos. Tal vez fue el corazón. Quizás fuiste vos, desde donde quiera que estés…

Y de una manera tan fría y áspera como es despertarse, nos damos cuenta que todo se esfumó. Caemos de un noveno piso muy fuerte contra el suelo. Ese piso duro que dice que no te tengo, que no serás la madre de mis hijos, y que afirma que no nos vemos hace unos cuatro meses.

Tendemos a esconder nuestros sentimientos y a ocultar los miedos. Tememos al fracaso y a lo ridículo. Recorremos ríos desbordados de derrotas y paisajes de feos otoños.
Pero siempre sale el sol a la mañana siguiente, con renovadas esperanzas, ideas, visiones y sueños.
Pensamos que toda nuestra vida es una obra de teatro en la que somos los principales actores. Sucede, a veces, que el guión no es tal cual lo queremos, y que el público no siempre aplaudirá.

Pertenecemos a un mundo en el que el futuro es lo más inestable y poco seguro. Proyectar hacia él es pensar en el presente, encubriendo el pasado.

¿Y que voy a hacer?, ¿sentarme en la silla del director, y esperar a que la obra comience?

Es verdad que el destino es incierto y que nos vemos influenciados por una gran cantidad de factores que intentan alejarnos de la felicidad. Pero soñar, imaginar, y sentir es más que especial.

Sueño, con esa casa, tu compañía y mi alegría. Imagino, que en diez años, estaremos ahí, tal como lo habíamos planeado, para decidir ser felices nuevamente.
Sueño con vos, con nuestros hijos y con nuestras vidas.
Sueño, con un futuro.

Arjona - Cuándo



"¿Cuándo, cuándo fue la ultima vez
que te quisieron tanto?"


Sabina - Y sin embargo




"Y me envenenan los besos que voy dando y, sin embargo, cuando duermo sin ti contigo sueño [...]"

sábado, 1 de enero de 2011

El poder de las palabras

Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia...

El agua arruga mis dedos. El viento arenoso seca mi cuerpo. El short me moja las piernas. Tiemblo un poco por el frío aunque el calor es infernal. Pero esa mezcla entre mar, sol y aire puro, es especial. No hay dudas.
Los lugares únicos son fragmentos de mi vida. Colaboradores de reflexiones, cómplices de recuerdos.
Con cada paso que doy y cada noche que vivo, me llevo un aprendizaje pero me lleno de contradicciones, que son claves para entender que la vida es un vaivén, y que está llena de maniobras sinuosas. De hecho, suelo pensar que las palabras son innecesarias y que el silencio clarifica. Pero hoy entiendo que cada frase o discurso tiene un valor significativo.

Hace casi cuatro meses que no digo “te amo”, pero estoy seguro que un con humilde y afectuoso mensaje puedo hacer revolver las paredes más oscuras de tu corazón. Puedo lograr en vos un estado de armonía que no lograría nadie, con el simple hecho de llamarte y decirte “hola” y hasta consiga hacerte reír y extrañarme con un profundo “te quiero”.

Se que transitamos por caminos distintos, pero a veces pienso que estamos unidos más que nunca. Que ni el desamor, ni la rutina, ni el paso del tiempo puede separarnos. Que nos tomamos vacaciones, un merecido descanso, para luego retornar a nuestras casas y entender que la suma de uno y uno no siempre es dos y que las matemáticas no son exactas.
Pero también entiendo que en la vida hay que soñar y vivir para que nuestras almas se carguen de energías. Y esas energías provienen de distintos lugares, vivencias, besos y mares. La libertad llena los pulmones fervorosamente, para que después exhalemos y seamos presos de un amor o un afecto que nos haga sentir felices.

Cada paso que doy en la arena veo una foto rota a pedazos. Acerco mi mano al piso y levanto esa parte en la que se ve tu cara sonriendo. Y me acuerdo de lo feliz que fuimos cada segundo que vivimos juntos. Y aunque tu vida sea otra, tu dios no sea el mismo que el mío, tu corazón se dedique a otra cosa, tus ojos se llenen de lágrimas, tu soledad y libertad te hagan sentir feliz, y aunque esperes con ansias esas vacaciones planeadas con tus amigas, darías todo por volver a abrazarme, besarme y escaparnos. Y que el mar, sea testigo fiel de que una vez más, las palabras tienen un poderío inconmensurable.

El viento no se llevará las palabras y el mar jamás podrá borrar aquel “te amo” escrito en la arena cuanto apenas tenía diecinueve años.

Aunque el sol queme mi espalda y mis hombros, me quedaré sentado en los médanos, con mi mirada fija hacia el mar.
A lo lejos te veo corriendo, salpicándome con el agua, hasta que la lucha se acaba con un sencillo, pero formidable abrazo.
Y al oído te digo…
Bueno, eso que revolvía a tu corazón…

El poder de las palabras…
Leandro Sebastian.

Simply Red - If You don't know me by now



"Just trust in me like I trust in you,
as long as we've been together it should be so easy to do..."


Oasis - Don't look back in anger



"Take me to the place where you go,
where nobody knows if it's night or day..."