lunes, 8 de abril de 2013

Fin


Tuve que recurrir a borrar las primeras líneas y empezar de nuevo, no miento.
El invierno se acerca una vez más, y esos olores helados que nos mantienen la nariz fría nos traen recuerdos. Que fácil es escribir pensando en vos. Al fin, de una vez por todas, comencé a creer en las musas.
Para no hacerte cargo, me mentí en la cara, me oculté entre pasajes de avión, y disfruté cada playa casi sin pensar en vos. Pero el inconsciente nunca falla. Menos en estas épocas, en donde estamos más atentos. Nada se puede barrer debajo de la alfombra, nada se puede olvidar con las hojas del otoño. Es que tu cara siempre está presente. Más, si cada cosa se parece a vos. Casi todo es un proceso de transformación, pero algunas cosas quedan. Perdón por tantos textos a tu nombre, perdón por tantos enojos sin sentido.
Cada año que pasaba me iba haciendo más fuerte y el hecho de reformular teorías siempre nulas sobre el amor, me llevaron donde estoy. Escondido en el umbral de las palabras y de los cuentos que tanto se apegaron a mi, no intenté reconquistar amores. Me preocupé por los valores, por la familia y por la música. Cosas reales que tan bien supimos compartir. Me escondí eficientemente y jamás lograste verme pese a estar cara cara en tantas ocasiones. Y aprendí, que los desafíos siempre son individuales. Entendí que hacerse cargo de lo de uno, es luego, construir momentos únicos, doblemente valiosos.
Ahora que lo recuerdo, éste es el último invierno. El último año y el último suspiro. Igual que los anteriores. Fuimos posponiendo esa última chance que jamás llegará.
Me aparté de lo anecdótico, para indefinirme. Tanto cambié, que por momentos no me reconozco. Ya no sos más culpable, ni protagonista, ni mi arco iris de colores. Ahora vos, sos mis textos. Cada línea es una lágrima, cada punto un “hasta luego”. Y comenzamos nuevamente: esos cuatro (treinta años), esos meses (que fueron siglo) y ese fin (que nunca comenzó).
Me marcho en un nuevo y confuso relato. Los veo a todos en las afueras del fin del mundo. Tantas afueras como mentiras de creer que todo tiene fin para cerrar momentos.
El invierno no es el último, porque entre primaveras, veranos y otoños, todo comenzará de cero. Con algunos matices distintos, menos lluvias y más calores sofocantes. Pero con el mismo nombre. Y pese a que nuestra existencia sea borrada para siempre, el título de invierno, alguna vez existió; y existir no es un fin.
Cerrando tanta porquería, de momento te recordaré. Una vez más, una última, la primera de ellas. Cada veintiuno de Junio me atraerán olores que se fueron para no estar aquí, pero volar allí. Que bueno es volver a escribir. Quizás me perdí hasta sentir que era el fin, pero si existió, ya no hay fin. Los espero de nuevo, como cada invierno, en las afueras del fin del mundo. Más curtidos, mas atentos, perceptivos y sensibles. Que lindo es empezar.

Fin.

5 comentarios:

aldÍ dijo...

Me encanto !! :)

Anónimo dijo...

Que bueno que volviste a escribir! y que visión distinta y gustosa que demostrás ahora! ♥

Vane

Anónimo dijo...

Menos mal que no seguiste privandonos del placer de seguir encontrandote en cada frase! te quiero amigo! GRACIAS !
Candu

Rafiux dijo...

'Me aparté de lo anecdótico, para indefinirme. Tanto cambié, que por momentos no me reconozco. Ya no sos más culpable, ni protagonista, ni mi arco iris de colores. Ahora vos, sos mis textos. Cada línea es una lágrima, cada punto un “hasta luego”.' Que esquisito sabor deja este texto, ya extrañaba esa sensacion de leer tus textos y encontrar ese parrafo donde uno se siente identificado. Abrazo grande y espero la siguiente obra del Escritor Inconcluso.

Anónimo dijo...

Al fin volviste, que alegria...
Me encanto, ya se extrañaban estas historias, que siempre siempre las hacia mias...
Gracias...
Esperando la proxima...

Maru!!