martes, 20 de marzo de 2012

Ratos imposibles

Que la vida sorprenda ya no es noticia, aunque las sorpresas generen sensaciones en nosotros. Y esos momentos, se detienen y se aferran a nuestra memoria, que los retendrá hasta el último día de nuestras vidas. Pero también hay ratos imposibles. Días, horas, minutos o hasta incluso segundos que se salen de la lógica del vivir, y que nos atrapan, para bien o para mal. Son pantallazos que nada tienen que ver con lo que sentimos, pero sin embargo ocurren. Puede ser un día de lluvia, un corte de luz, una película aburrida o verla a ella sin saber siquiera si realmente lo es. Los ratos imposibles son una serie de eventos en cadena, generalmente desafortunados, que nos dirigen hacia lo inesperado. Y ahí, es cuando entendemos que todo tiene que ver con todo. Despertarse confundido puede ser un gran síntoma para comenzar a creer que algo está fuera de la línea. Incluso más, si esa sensación viene acompañada de nervios y latidos fuertes en el corazón. Luego, las cosas se van concretando. Casi nada sale como uno lo desea. El perro llora, el café está demasiado caliente y tu mejor perfume estalla contra el suelo. Pero uno continúa con el día, sin pensar en las consecuencias. Entonces en el momento más importante el auto no arranca y uno pierde valiosas horas en la calle, mirando el celular, donde los minutos se extienden a eternidades. Quizás lo mejor sea terminar con el maldito día, y no pensar en la desdicha. Pero los eventos no terminan allí. Te levantás con mucho calor y un llamado te recuerda que olvidaste ir a una cita importante de trabajo. Y cuando estás a punto de estallar, suponés que una ducha podría ser la solución. Con el pelo un tanto húmedo, comienza la jornada laboral. Llevás el auto al mecánico y caminás las cuadras restantes hasta la oficina, cumpliéndose en su totalidad la paradoja, el rato imposible, el día menos perfecto: caminando la ves a ella, con unos lentes oscuros. Sentís que ella te mira, y volvés a encarar tus ojos sobre ella, dudando de su presencia, haciéndote el desinteresado. El asunto termina cuando al seguir unos cuantos metros, te das vuelta para recordar cuanto la amaste, pero ella ya no está. Se perdió entre los árboles y la parada del colectivo. Allí, lo extraño se vuelve más tangible que nunca y nuestra percepción se torna totalmente refutable. Llegamos a un punto extremo en el que no terminamos de comprender en qué realidad nos ubicamos. Pero ella era real, tan real, que te confunde, y dudás de su existencia. Son y serán seguramente, ratos imposibles. Ratos que queremos que no vuelvan y se pierdan. 


4 comentarios:

Rafiux dijo...

El escritor inconcluso, siempre tocando emociones con sus textos. Segui asi. Me gusta por que siento que estas perfeccionando cada mas a lleno la manera de trasmitir todo eso con lo que muchos nos identificamos. Abrazo genio!

Anónimo dijo...

si que los hay... gracias por compartirlo :) Te quiero!
Vane

Anónimo dijo...

Días, horas, minutos o hasta incluso segundos que se salen de la lógica del vivir, y que nos atrapan, para bien o para mal...gran verdad!
Muy bueno Leo..me gusta esto de leerte mas seguido!
Yami

Anónimo dijo...

Ufffff qué lindo!! Me gustó mucho, es muy real lo que decís...Sos un buen escritor Lean! Podés comenzar con el libro de poemas!
Besote!

Majo.